Piden ayuda para localizar a Natalio Larreta

Los Ángeles.- ¿Cómo superar a "Five Nights at Freddy's", la adaptación cinematográfica de un videojuego sobre robots antropomórficos asesinos? Si se trata de una batalla por las tonterías insípidas, la respuesta es clarísima: "Five Nights at Freddy's 2".

La secuela se basa en la esencia sin miedo ni gracia de la original de 2023, expandiendo el Universo Cinematográfico de Freddy con una película aún más desconcertante. "No sé qué pasó. Me siento mal", dice un actor pobre. Te entendemos, hermana.

"Five Nights at Freddy's 2" da por sentado que ya viste la primera, así que aguanta esa porquería antes de intentar digerir la última, que no para de desgranar la historia del juego de principio a fin, incluso durante los créditos finales. Incluso, con arrogancia, prepara el terreno para "Five Nights at Freddy's 3" sin merecer la segunda.

De regreso regresa la directora Emma Tammi , esta vez usando un guión del desarrollador del juego, Scott Cawthon, y el elenco de la primera: el ex guardia de seguridad Mike (Josh Hutcherson, con malas emociones), la oficial de policía Vanessa (Elizabeth Lail, sin saber qué película se está haciendo) y la hermana de 11 años de Mike, Abby (Piper Rubio, siempre dispuesta).

Abby desea reunirse con sus amigos animatrónicos, parecidos a Chuck E. Cheese: Freddy Fazbear, Bonnie, Chica y Foxy. Su desagradable profesor de ciencias (Wayne Knight, no va a tener una buena película) la odia y ella es rara, sobre todo porque añora la compañía de cuatro robots poseídos. ¡Terapia para todos!

La secuela merece elogios por presentar una criatura verdaderamente aterradora entre los animatrónicos de ojos grandes, con pajarita y nada aterradores: La Marioneta, un tipo verdaderamente inquietante (un poco como Jigsaw) con una máscara de mejillas sonrosadas y un cuerpo de brazos alargados. Pero los realizadores cometen un error al perderlo entre la maquinaria. Al final, ni siquiera queda claro quién es malo y quién es bueno. (Bueno, está claro que la película no es buena).

El trauma recorre "Five Nights at Freddy's 2" y se debe principalmente a las repercusiones de la primera película. Vanessa no ha asimilado adecuadamente que su padre haya provocado todo este asesinato, Mike intenta superar el horror de haber visto a gente asesinada por figuras del mundo del espectáculo de las pizzerías, y Abby está hecha un desastre, dejándole una nota a su hermano que dice: "Fui a arreglar a mis amigos". (¿Por qué no "Fui a arreglar esta película?").

Los cineastas no han decidido por segunda vez si Freddy, Bonnie, Chica y Foxy son profundamente malvados o realmente amigables, lo que genera confusión existencial. Superponen clichés cinematográficos como gruesas rebanadas de pepperoni: delicadas cajas de música antiguas, linternas parpadeantes, gafas rotas y sobresaltos al cerrarse la puerta del refrigerador. En un momento dado, Megan Fox presta su voz a Chica. ¿Se darán cuenta? Claro que no.

Como es habitual en las secuelas hoy en día, tenemos una ración extra de estos desagradables Osos Cariñositos —vienen en oleadas— y hay un momento extraño en el que Vanessa viaja en el tiempo al palacio mental de su malvado padre, lo que parece una excusa para volver a contratar a Matthew Lillard. Los animatrónicos, en esta ocasión, se mueven torpemente como dinosaurios destartalados, pero también se lanzan de forma increíblemente invisible como leopardos y, al parecer, pueden correr más rápido que un sedán mediano.

Es un desastre incoherente, algo que, en su día, habría salido directamente en DVD. "Five Nights at Freddy's 2" tiene un aire extraescolar sin terror real ni conciencia de que debería serlo. "¿Qué clase de niño querría venir aquí?", pregunta Mike. En efecto.

"Five Nights at Freddy's 2", un estreno de Universal Pictures que se estrena el viernes, tiene una clasificación PG-13 (Apta para mayores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) por su contenido violento, terror y lenguaje inapropiado. Duración: 104 minutos. Cero estrellas de cuatro.

Ciudad Juárez.- En la colonia Granjas del Desierto, en las inmediaciones del kilómetro 29 de la carretera a Casas Grandes, vive la familia Páez Cervantes, una de las familias identificadas durante una posada comunitaria realizada para apoyar a residentes en situación vulnerable. Ahí comenzó el acercamiento que permitió conocer sus necesidades de cara a la temporada navideña.

Elizabeth Cervantes, de 53 años, y Martín Páez, de 61, viven en una pequeña casa de madera dividida en dos cuartos. En uno mantienen una cama, un sillón y el equipo médico que Elizabeth utiliza debido a un padecimiento respiratorio derivado de una tuberculosis que presentó hace 14 años. El aparato les fue prestado y deben recargarlo cada 15 días, con un costo que puede oscilar entre 300 y 500 pesos.

El segundo cuarto funciona como cocina y espacio común; ahí se encuentra una estufa que solo enciende dos quemadores, un calentón de leña y un ave llamada “Mandilón”, mascota de la familia. En el mismo terreno viven también sus dos hijas, en cuartos de block construidos con apoyo de familias estadunidenses que colaboran con la comunidad.

La salud de Elizabeth limita su capacidad para trabajar. Hace tres años estuvo internada por una neumonía y desde entonces depende del cuidado de su familia. “Mis hijas son el sustento; yo cuido a sus niños. Mi esposo ahorita no puede trabajar, él es ladrillero, pero con este frío no se puede”, explicó.

Martín confirma que la producción de ladrillo disminuye drásticamente en invierno. “Cuando hace frío se trabaja menos; en tiempo de calor es cuando se pone mejor”, comenta.

A pesar de las dificultades económicas, los nietos continúan con sus estudios. Juana y Oliver acuden a la primaria Paquimé, mientras que Adilene y Cinthia recorren alrededor de dos kilómetros para llegar a la secundaria.

Los deseos de los niños: regalos que cuentan la historia de sus necesidades

Para esta Navidad, los cinco menores hicieron peticiones que reflejan no solo sus ilusiones, sino también las condiciones en las que viven:

• Naila, de 3 años, pidió una bicicleta para poder jugar dentro del patio de la casa, el único lugar seguro donde puede moverse sin alejarse de su abuela.
• Juana, de 9, pidió una tableta porque en casa no cuentan con dispositivos para tareas escolares. Actualmente realiza trabajos digitales con teléfonos prestados, lo que complica sus actividades. También solicitó ropa talla 14 en color morado.
• Adilene, de 13, quiere un teléfono para comunicarse con su mamá cuando acude a la secundaria, ubicada a dos kilómetros de su casa. Aunque va acompañada de su hermana mayor, ambas recorren el trayecto caminando, y la familia considera importante que puedan avisar si surge cualquier situación. También pidió ropa.
• Oliver, de 11, aún duda entre pedir una moto eléctrica —para jugar dentro del terreno, pues los niños no suelen salir a la calle— y unos tenis, ya que los que usa para la escuela están desgastados.
• Cinthia, de 15, la mayor y quien apoya a su abuela en las labores del hogar, pidió únicamente ropa, consciente de la situación económica familiar.

Los abuelos y su deseo para esta Navidad

Elizabeth desea pasar la noche buena acompañada de toda su familia. Pidió una pequeña cena para convivir con sus hijas, su esposo y sus nietos. También solicitó, si fuera posible, una estufa nueva, ya que la suya solo funciona con dos quemadores.

Martín pidió apoyo con un pantalón talla 30 y una chamarra para enfrentar el frío.

Navidad Total

Esta historia forma parte de Navidad Total, campaña de NetNoticias y Radio Net que busca visibilizar las condiciones de las familias vulnerables de la región para que la ciudadanía pueda brindarles apoyo.

Río de Janeiro.- La Policía Civil de Brasil ha desmantelado una sofisticada "granja de visualizaciones" dedicada a inflar artificialmente las reproducciones de videos musicales en YouTube. La red ilegal, descubierta en una vivienda ubicada en una comunidad urbana, operaba con decenas de teléfonos móviles y dispositivos conectados que simulaban interacciones humanas para manipular los algoritmos de la plataforma y aumentar el alcance de contenidos específicos, incluyendo un videoclip de la reconocida artista brasileña Anitta.

Según reportes, el sistema funcionaba de manera continua, generando accesos falsos, likes y reproducciones para hacer que los videos parecieran más populares de lo que realmente eran. Esta práctica no solo distorsiona las métricas de éxito en la plataforma, sino que también afecta los ingresos por publicidad y las listas de popularidad, perjudicando a artistas legítimos y al ecosistema musical en general.

La redada se produjo en medio de un creciente escrutinio sobre las prácticas fraudulentas en las plataformas digitales. Las autoridades continúan investigando posibles vínculos con productores musicales, sellos discográficos o agencias de marketing que podrían haber contratado estos servicios para promocionar artistas.

En Brasil, la industria musical, valorada en miles de millones de dólares, depende en gran medida de plataformas como YouTube para el descubrimiento y monetización de artistas, lo que hace que estos fraudes sean particularmente dañinos.

La Policía de Brasil desmanteló una granja de visualizaciones de YouTube que trabajaba con el mundo de la música. Así es como Bad Bunny y los “artistas” del momento carentes de talento llegan a la cima: pic.twitter.com/plj7AV7fyk

— Eduardo Menoni (@eduardomenoni) December 4, 2025