Dinamarca: Varias personas son baleadas en centro comercial

Ciudad Juárez.- Con el objetivo de llevar un mensaje de solidaridad y sensibilidad social, la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) realizó los días 22 y 23 de diciembre la entrega de apoyos alimentarios y juguetes en diversas colonias de Ciudad Juárez, así como en unidades del transporte público, beneficiando a cerca de mil 500 familias.

El presidente del organismo empresarial, Iván Pérez, informó que esta acción fue posible gracias al respaldo de empresas socialmente responsables. Los apoyos entregados consistieron principalmente en pollo y frijol, además de juguetes para niños.

Detalló que el primer día se visitaron cinco colonias y otras cinco durante la segunda jornada. Como parte final de la actividad, integrantes de Canaco abordaron camiones urbanos de la ruta 1ª, donde entregaron directamente los apoyos a los usuarios del transporte público, sorprendiendo a familias y pasajeros.

El dirigente empresarial destacó que esta dinámica buscó llevar el apoyo hasta donde se encuentra la ciudadanía, incluyendo a quienes diariamente utilizan el transporte urbano.

“Los empresarios no somos personas frías que solo saben vender o comprar; somos gente sensible, y esta es una forma de regresar un poco de todo lo que Juárez nos da durante el año”, expresó.

Agregó que se reunieron cerca de 800 juguetes, los cuales se entregaron de manera paralela durante los recorridos.

En algunos trayectos, incluso, el presidente de Canaco se caracterizó como Santa Claus, generando sonrisas entre niñas y niños.

Finalmente, agradeció a consejeros, socios y personal de Canaco que, pese a tratarse de fechas familiares, participaron de manera voluntaria en estas acciones. Como mensaje navideño, exhortó a la ciudadanía a fortalecer la unión familiar, la reconciliación y la reflexión, deseando que el próximo año llegue con salud, al considerar que “teniendo salud, se tiene todo lo demás”.

Ciudad de México.- Daniel Arizmendi López, conocido como "El Mochaorejas", obtuvo una absolución en un proceso por secuestro, según resolvió una jueza federal este miércoles. La decisión se basa en la insuficiencia de pruebas presentadas por la Procuraduría General de la República (PGR), pero Arizmendi permanecerá recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano debido a otras condenas pendientes.

La titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Penal en el Estado de México, Raquel Ivette Duarte Cedillo, dictó la sentencia absolutoria en un caso que data de finales de los años 90, cuando Arizmendi lideraba una banda responsable de múltiples secuestros en el centro del país. Reportes indican que las evidencias aportadas por la PGR no cumplieron con los estándares requeridos para sostener la acusación, lo que llevó a la revocación de este cargo específico.

A pesar de esta victoria legal, "El Mochaorejas" no saldrá en libertad. Arizmendi, de 67 años, cumple actualmente una sentencia acumulada de más de 145 años de prisión por otros delitos similares, incluyendo secuestros agravados y asociación delictuosa. En años recientes, ha ganado amparos que han invalidado o reducido algunas de sus condenas previas, como una de 50 años en 2023 por violaciones procesales, pero su historial criminal lo mantiene tras las rejas.

Daniel Arizmendi López ganó notoriedad en la década de 1990 como líder de una banda de secuestradores que operaba en el Valle de México. Su apodo, "El Mochaorejas", surgió por la macabra práctica de amputar orejas a sus víctimas para presionar a las familias en el pago de rescates. Fue capturado en agosto de 1998 tras un operativo policiaco, y desde entonces ha enfrentado múltiples juicios que le han impuesto penas que superan los 300 años en total, aunque la legislación mexicana limita el cumplimiento efectivo a 70 años. En 2022 y 2023, tribunales federales revocaron sentencias contra él y su hermano Aurelio por irregularidades en los procedimientos, ordenando reposiciones que han prolongado su litigio. Esta absolución se suma a esas resoluciones, aunque no altera su estatus de recluso.

Ciudad Juárez.– En el corazón del Centro Histórico de Ciudad Juárez, entre pasillos de colores, voces de comerciantes y el ir y venir de familias, se encuentra uno de los oficios más singulares de la temporada navideña: la restauración de nacimientos. Y detrás de ese arte está don Alberto Martínez, de 65 años, y quien con paciencia, habilidad y una profunda comprensión del valor sentimental de cada pieza, se ha convertido en el restaurador de confianza para decenas de juarenses.

Don Alberto trabaja en la entrada principal del Mercado Cuauhtémoc, donde diariamente llegan personas que buscan algo más que una reparación: buscan rescatar recuerdos familiares. Él se especializa en arreglar figuras de yeso y pasta, principalmente imágenes religiosas, aunque en los últimos años se ha vuelto especialmente solicitado por su trabajo con figuras de nacimientos, en particular las del Niño Dios.

Un oficio de necesidad

A diferencia de otros artesanos, que aprendieron su oficio por tradición familiar, don Alberto llegó al mundo de la restauración casi por accidente. Estudió artes plásticas en su juventud, lo que le permitió conocer materiales, técnicas y procesos que, sin saberlo, más tarde le abrirían un camino inesperado. Su primera reparación fue la de un ángel quebrado. El trabajo quedó tan bien hecho que la recomendación de boca en boca hizo lo demás.

Hace apenas dos años decidió dedicarse de lleno a este servicio. “La vida y la necesidad de la gente me fueron llevando”, dice. Desde entonces, cada temporada navideña, su pequeño espacio se llena de piezas de nacimientos, algunos con décadas de historia familiar.

Piezas que cuentan historias

Para muchos, las figuras no son simples adornos, son recuerdos heredados, regalos de padres o abuelos, o parte esencial de las celebraciones familiares. Don Alberto lo sabe bien:

“Las piezas que traen a reparar tienen un significado emocional importante. Aunque el trabajo puede ser caro por lo detallado, la gente no duda, porque lo que se quiere rescatar es el recuerdo”, explica.

En octubre comienza a llegar la primera oleada de figuras dañadas, sobre todo Niños Dios con dedos rotos, pies desprendidos o golpes en la pintura. La carga aumenta en noviembre y se mantiene hasta mediados de diciembre, cuando las familias se preparan para montar sus nacimientos.

Trabajo artesanal

Aunque puede reparar prácticamente cualquier daño —desde brazos y manos hasta pies, dedos o piezas despostilladas—, hay algo que evita hacer: trabajar rostros.

“Los rostros son muy difíciles. Prefiero no arriesgarme y entregar algo que no deje satisfecha a la gente,” comenta.

El proceso es minucioso: pegar, resanar, reconstruir partes completas, igualar colores y dar el acabado final. Cada figura exige técnica y creatividad, pero también sensibilidad.

Una de sus restauraciones más complejas fue un nacimiento casi completo: Virgen María, San José, Niño Dios, ángel, reyes magos, pastores e incluso los animales. Eran piezas provenientes del sur del país, un regalo significativo para la familia dueña. Don Alberto dedicó casi un mes a dejarlas impecables.

“Cada pieza tenía un reto diferente. Algunas se reconstruyeron desde cero,” recuerda.

‘Multiusos’ del mercado

Aunque la restauración no es su actividad principal, le dedica gran parte de su tiempo. En el Mercado Cuauhtémoc también realiza oficios variados: electricidad, vigilancia, carga, acomodo. Pero su especialidad y lo que más satisfacción le da es devolver vida a las imágenes religiosas.

“No soy un hombre muy religioso”, admite. Sin embargo, reconoce que para muchas personas su trabajo tiene un valor espiritual enorme. “Para ellos, estas imágenes representan su fe. Y cuando reciben sus piezas restauradas, se emocionan… eso vale la pena.”

Además de nacimientos y figuras del Niño Dios, también repara imágenes como San Judas, Cristos, vírgenes y, más recientemente, figuras de colección, incluyendo personajes de anime. La técnica es la misma, pero el valor que cada persona otorga a su pieza es lo que guía su dedicación.

Quienes busquen sus servicios pueden localizarlo de 9:00 de la mañana a 6 de la tarde en la entrada principal del Mercado Cuauhtémoc, en el Centro Histórico de Ciudad Juárez.

Con su oficio, don Alberto no solo repara figuras: también reconstruye emociones, recuerdos familiares y un pedacito del espíritu navideño que muchas familias quieren preservar. En una época donde lo material suele reemplazarse fácilmente, él demuestra que todavía hay espacio para rescatar lo que tiene historia, significado y corazón.

Con información de Javier Ibarra / NetNoticias